Creo que fue el vino. Un merlot de California.. joven, de aroma suave. Que junto a la brisa nocturna, nos presentó.
A pesar de estar ahí siempre, las cosas cambian de perspectiva cuando los astros se alínean para conjuntar algo.
Te conocí y me conocí. No es por minimizar, pues sé que no serás de las personas que cambian el Destino de mi vida, pero abrió un espacio; una puerta dentro de mí, y me permitió conocerme también.
Esa brisa fresca que hace hablar a las personas con el lenguaje universal, que no admite críticas ni prejuicios.
Buena noche, buen vino.
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